La cuaresma es como un extenso sacramento en el que la iglesia hace pasar ante sí misma todo el misterio de la vida humana. Mediante esta estructura pedagógica el creyente va contemplando los grandes símbolos de la existencia y los contrasta con el mensaje de la palabra de Dios .Es un tiempo oportuno, favorable, en el que la Iglesia hace un alto en el camino para revisar, reflexionar, corregir, enderezar.
El mensaje
que evoca la cuaresma lo podemos resumir, así: la vida es un proceso hacia la
consecución de la Promesa, gracia que se nos concederá con la venida del Reino
de Dios en la Fiesta definitiva. El Símbolo fundamental de la Cuaresma es la
cuarentena. En La Biblia el número cuatro seguido de ceros indica la condición
terrestre del hombre pecador penitente, acechado por mil trabajos .El Diluvio
duró cuarenta días (Gn 7,17) cuatrocientos años fueron los años que estuvieron
los hijos de Jacob en Egipto (Gn 15,13); Moisés y Elías Llegaron al encuentro
con Dios después de una purificación de cuarenta días y cuarenta noches en la
montaña (Ex 24,12-18;Jr 19,3-8); el pueblo liberado de la esclavitud alcanzó la
Promesa tras un largo éxodo por el desierto que duró cuarenta años (Dt 1,1-3;8;
8, 2-15).Jesús mismos sufrió una apretada cuaresma (Mt 4,2). Así es la vida,
una cuaresma. Junto a la cuaresma se ordenan otra serie de Símbolos repletos de
sugerencias fundamentales: El Éxodo, el Desierto, las Pruebas de la Fe, la
promesa en la tierra nueva, la Esperanza, la Purificación del hombre, la
Alianza o el encuentro del pueblo con su Dios .Abrahán nos resume las actitudes
espirituales del hombre que se decide a realizar el plan salvador de Dios: toda
la vida es un camino, realizado con la esperanza de superar las pruebas, y con
la fe de alcanzar la tierra prometida.
Miércoles de
ceniza en la misa de este día se bendice y se impone la ceniza, hecha de los
ramos de olivos de otro árboles bendecidos del año precedente (Domingo de
Ramos).
La Fiesta de
Pascua es el fin de la Cuaresma, como la realización de la Promesa de Dios que
esperamos y que será la culminación de nuestra vida. Así, de un modo pedagógico
la Iglesia revisa su existencia y mantiene erguida la esperanza en un Futuro,
que se ha hecho presente en la muerte y resurrección de su Señor Jesucristo. El
color de la vestimenta es el morado o violeta y el cuarto domingo se usa el
Rosado (domingo de Laetare) los instrumentos musicales se utilizan con
moderación para sostener el canto, no se canta el himno al gloria, no se canta
el aleluya, no se colocan flores en el altar. (Libros consultados: Misal de la
Comunidad, Ceremonial de los Obispos, Calendario Litúrgico Pastoral).
Jose Luis
Ogando Martínez
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