Por Darío Mañón
En nuestro país ocurren hechos que al instante pensamos que por
lo consecutivo como se presentan perdemos la capacidad de asombro, pero al darse descubrimos que nuestro cerebro no está acondicionado a ver
como una rutina lo que se está haciendo normal aquí.
El robo y posterior asesinato de una mujer en una joyería de la
calle El conde sí que nos conmovió y de qué manera, llevándonos a pensar como
lo han hecho, en los últimos meses, muchos ciudadanos que piden perdón a Dios y
claman ¡ojala lo maten!,
Pero no podemos perder la razón, en República Dominicana es
peligro poner en manos de la fuerza del orden lo que le corresponde la justicia, por ahora abría que legislar en ese sentido, y ahora debemos pedir todo el peso de la ley para el responsable.
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