La
pandemia de COVID-19 ha cambiado la educación para siempre
La
educación en línea, o remota, es la solución para satisfacer una necesidad
fundamental: la formación de nuestros niños; y de la única manera que se
adoptará como tal será gracias al apoyo de todos.
El Covid-19 ha provocado el cierre de escuelas en todo el mundo. Si bien los países se encuentran en diferentes puntos en sus tasas de infección, hay actualmente más de 1.200 millones de niños fuera de las aulas debido a la pandemia, en 186 países afectados. Como resultado, la educación ha cambiado drásticamente, con el auge distintivo del aprendizaje electrónico, mediante el cual la enseñanza se lleva a cabo de forma remota y en plataformas digitales.
Muchas
investigaciones han demostrado que el aprendizaje en línea aumenta la retención
de información y toma menos tiempo, lo que significa que los cambios que ha
causado el coronavirus podrían estar aquí para quedarse.
Dado
que la pandemia ha interrumpido el estilo de vida normal de las personas en
todo el orbe, el mundo virtual ha acudido al rescate. Entre muchas
instituciones, las escuelas también han cambiado su base a plataformas
virtuales para impartir clases en línea. En consecuencia, atendiendo a las
necesidades de todas las etapas de la educación, desde el nivel Preescolar
hasta el Universitario, la educación en línea ha surgido como una alternativa a
las clases presenciales ordinarias.
Debemos
reconocer la agilidad con la que nuestro nuevo gobierno, presidido por el Lic.
Luis Abinader, ha adoptado la administración de sus funciones y la fe y
confianza con la que ha tomado sus decisiones; pues el reto no es la tecnología
en sí, sino que adoptemos este estilo de aprendizaje como parte de nuestras
costumbres. Es evidente que las reglas que conocíamos sobre la docencia, han
cambiado de plano, y es preciso asumir tal realidad de una vez y por todas.
En
ese camino, varias partes interesadas, entre ellas organizaciones
gubernamentales y privadas, están haciendo todo lo posible para ayudarse
mutuamente, mejorando sus plataformas y aplicaciones existentes en línea y
brindando capacitación a los maestros para que las utilicen al nivel óptimo.
Pero,
desafortunadamente, está realidad tiene dos caras. En las condiciones actuales,
no importa cuán simple sea la tecnología o el plan que se esté utilizando para
brindar educación a todos; algunos de los niños quedarán excluidos debido a
situaciones críticas multicausales, entre ellas la pobreza, la migración y los
problemas familiares, etc.
Por
si no bastaran estas complejas realidades, el sistema educativo está destinado
a enfrentar una serie de dificultades posteriores a la pandemia, entre los que
destaca la nueva carga que tendrán las escuelas públicas debido a la afluencia
de estudiantes de escuelas privadas de bajo costo, pues muchos padres ya no
podrán pagar la educación debido a las restricciones financieras provocadas por
el largo periodo de crisis.
Todas
estas dificultades van a afectar inmensamente a los niños; y es por ello que el
gobierno debe dar una perspectiva política a la educación post-Covid. Esto
debería incluir un plan para abordar las necesidades académicas específicas y
las necesidades psicosociales de los niños una vez que regresen a las aulas,
así como la implementación de estrategias para mitigar los problemas
ocasionados por el Covid en relación con la gestión de las escuelas; abordar
las brechas de aprendizaje emergente entre los niños, la capacitación de los
maestros, y utilizar los principios del aprendizaje combinado y el aula
invertida. De realizarse, tal plan indicaría además dónde utilizar soluciones
educativas de alta y baja tecnología, lo cual, colateralmente, prepararía
también al gobierno para enfrentar con más posibilidades de éxito cualquier
crisis posterior al Covid que afecte al campo educativo o a la sociedad en su
conjunto, como un conflicto, un desastre natural o los flagelos de la
contaminación ambiental.
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